Visitas

jueves, 3 de octubre de 2013

¡A sonreír!


Hoy día 3 de octubre en La casa de América de Madrid ha ocurrido esto: don Jose Antonio Marina y don Luis Rojas Marcos (recién bajado de un avión) han hablado de la importancia de sonreír durante dos horas. Si lo dicen ellos, yo me lo creo. Hay que sonreír. Cuanto más, mejor. Y si su sonrisa puede pasar de un tibio esbozo a una risa, hágalo. Y si eso le pasa a la persona que tiene al lado, déjese contagiar. O contagie usted a su pareja, a sus hijos, a la persona que tiene al lado... Será interesante comprobar cuánto tiempo tarda en volvernos a llegar la ola de la risa.

Las emociones se comunican con nosotros. Nos dicen “las cosas te están yendo bien...” o “sientes miedo”. Pero tienen un segundo papel aún más interesante: al comunicarse con nosotros mismos, hacen que reaccionemos ante ellas. Es decir, establecen una comunicación entre lo mental y lo fisiológico haciendo que actuemos o reaccionemos a nuestro estado y, por lo tanto, cambiándolo.

Fomentar la cultura de la sonrisa puede ofrecernos muchos beneficios. Algo así como la idea de “hacer del naufrago, un navegante”.

Tenemos una tendencia a dejar pervivir las cosas negativas. Por ejemplo, si recibimos una buena noticia, una muy muy buena noticia, la recibiremos con mucho agrado e inundará en nosotros una alegría considerable. Bien, ¿durante cuánto tiempo? Es posible que en dos o tres días se le haya pasado el “fulgor” de ese primer impacto. Por el contrario, cuando recibimos una mala noticia, perdura en nuestras vidas más tiempo. Piense en la expresión “Estoy hecho polvo porque me enteré la semana pasada de que...” ¿Por qué? No lo sabemos. Pero lo que sí sabemos, es que si a cualquiera de nosotros nos pidiesen que hiciésemos una lista con los 20 hechos que recordamos de nuestra vida, casi todos serían positivos. O, por lo menos, la mayoría. Es decir, no estamos “programados” para recordar o aferrarnos especialmente a lo negativo. Entonces, ¿por qué nos comportamos así? ¿por qué esa tendencia a dejarnos “avalanchar” por lo negativo?

La psicología (que siempre se ha dejado llevar mucho por las modas) ha sido caprichosa y diferente según en qué partes del mundo. En E.E.U.U. las tendencias psicologistas de moda siempre han sido mucho más “positivistas”. Por ejemplo, John Watson Dadme una docena de niños sanos, bien formados, para que los eduque, y yo me comprometo a elegir uno de ellos al azar y adiestrarlo para que se convierta en un especialista de cualquier tipo que yo pueda escoger -médico, abogado, artista, hombre de negocios e incluso mendigo o ladrón- prescindiendo de su talento, inclinaciones, tendencias, aptitudes, vocaciones y raza de sus antepasados”. 

Sin embargo, en Europa, siempre han calado bastante las tendencias negativas: Freud. (Las consecuencia de la ilusión son el sometimiento y el desconocimiento). Y digámoslo, el pesimismo en Europa, está bien visto. Y digámoslo también, el pesimismo es un contexto en el que se genera un buen sistema de excusas. Es cierto que la vida en la ciudad impone un contexto hostil. Las ciudades que han crecido mucho han dejado de ser lugares cordiales donde levantarse todos los días e ir a trabajar. Pero ese desgaste que provoca vivir en el pesimismo, lo estamos pagando con nuestra vitalidad y nuestra salud.

Hay muchas cosas que despiertan la sonrisa. La ternura, por ejemplo. El amor, la ilusión, incluso la torpeza. Todos tenemos algún hilo optimista del que tirar y seguir tirando hasta abonar un huerto de sonrisas en nuestra propia vida.

Las personas que sonríen tienen mejores habilidades sociales, la sonrisa tiene un efecto analgésico real sobre el dolor físico, es un antídoto contra el estrés. ¿Podemos estar más sanos si sonreímos más? Si, sin duda. Además de que comunicaremos mejor, conseguiremos aquellas cosas que siempre se quedan en un “casi”, por ejemplo: un trabajo, una chica, un ascenso, un aplauso, un abrazo...

Hay que decir que no existen “genes maravillosos” en las personas. No heredamos genes de la inteligencia ni de nada. Lo único que hay son genes que activan ciertas proteínas o no. Nada más. Este es el siglo de la epigenética (estudio de los factores no genéticos que intervienen en la formación del organismo). Es decir, no todos nuestros genes se “activan” cuando nacemos. Y se está apuntando a la educación como último modelador de la activación genética. Esto es increíble y precioso al mismo tiempo: a través de la educación podemos ponderar qué genes van a activarse en una persona. 
Nuestra memoria afectiva es muy selectiva: elige recuerdos en consonancia con el estado en que uno se encuentra. Así que si no tienen ese estado óptimo, feliz, fabríquenlo como sea. Sonrían aunque les cueste  al principio y tengan un poco de paciencia. Su fisionomía sorprenderá a su mente y luego a ustedes mismos haciendo el resto. Háganlo todos los días. Hay que sonreír.
Sonrían en el trabajo, a sus hijos, a su pareja...y lo más importante, sonríanse a ustedes mismos por la mañana. No dejen pasar un día más sin hacerlo.

2 comentarios:

  1. La gran ventaja de nacer optimista es que uno siempre esta receptivo a situaciones positivas como la que describes, mientras que el pesimista las rechaza como un inquisidor a un infiel, por dogma de fe.

    Reconozco que nací optimista, y así he afrontado las fases de mi vida. Admito que intento rodearme de gente afín, no me gustan los pesimistas, no me gusta la gente que no sonríe.

    La verdadera sonrisa muestra el alma relajada, sin espadas de damocles pendientes de nuestras decisiones. Cuando se sonríe de forma espontánea, natural, se muestra una conciencia tranquila, sin enredos mentales o segundas lecturas. Simplemente "te sale".

    Me gusta la gente que sonríe, me gusta María porque sé que sonríe.

    ResponderEliminar
  2. Es verdad que hay gente más optimista que otra, de hecho, Luis Rojas Marcos comentaba que hay niños que ya, desde que nacen, tiene una tendencia a comunicarse a través de la sonrisa (y hay otros que no). Y añadía, "los primeros crecen fenomenal, van como un tiro". Y también hay personas más pesimistas o negativas por naturaleza. Pero incluso estás, tienen algo positivo, una línea de disfrute, un hilo del que "tirar" hacia lo positivo.

    ResponderEliminar